Cómo lidiar con ciertas emociones (II): Las distintas caras de la tristeza

//Cómo lidiar con ciertas emociones (II): Las distintas caras de la tristeza

Cómo lidiar con ciertas emociones es un blog que expone cómo entendemos en Terapia Gestalt que sería sano gestionar nuestras emociones y así avanzar hacia una forma más íntegral y sana de vivir las relaciones con otras personas y con nosotros mismos.

Este blog está dividido en cinco partes que tienen como hilo conductor las emociones, pero que en cada entrada se habla de una diferente. El primer capítulo es: ¿Por qué la rabia es tan inadecuada?, el segundo: Las distintas caras de la tristeza, el tercero: La mala fama del miedo, el cuarto: La falsa insoportabilidad al dolor y el quinto: la adicción a la alegría.

Imagen que ilustra el blog "¿Cómo lidiar con ciertas emociones? (II): Las distintas caras de la tristeza" creado por Paulina Ramírez, Psicóloga especialista en Terapia Gestalt e integrante del equipo de Qualia, Psicología y Salud Emocional, con sede en Granada.

El fantasma de la depresión

Como decía en el resumen de presentación, la tristeza no es depresión. Cada emoción guarda una información valiosísima de nosotros mismos que, si escuchamos, nos permite sentir de una manera más íntegra y sana. La alegría es parte de este ciclo emocional, pero la mayoría de las veces no la evitamos como hacemos con emociones menos “populares” como la rabia, la tristeza o el miedo.

Según Paco Peñarrubia, “el agricultor, hace un ejercicio de pararse y quedarse quieto” refiriéndose a la observación y al respeto por los ciclos de la naturaleza. La tristeza es una “emoción de tierra” y hay que volver a la sabiduría del agricultor para traspasarla.

Imagen que ilustra el blog "Cómo lidiar con ciertas emociones (II): Las distintas caras de la tristeza" creado por Paulina Ramírez, Psicóloga especialista en Terapia Gestalt e integrante del equipo de Qualia, Psicología y Salud Emocional, con sede en Granada.

Cada momento tiene su tarea

Cuando hablamos de tristeza no patológica, estamos refiriéndonos a un momento que tiene su sentido y su tarea. Necesitamos parar y revisar. Seguir funcionando, pero con otro ritmo y, a mi parecer, es ahí donde radica el problema. Nos negamos en rotundo a cambiar el ritmo, como si fuéramos una máquina que navega con el piloto automático. La tristeza nos pone en un lugar que no nos gusta: desmotivación, pocas ganas de disfrutar, muchas ganas de llorar, fatiga, agotamiento y dificultad para concentrarnos. Todos esos mensajes nos están diciendo DETENTE.

Sólo eso, detente y ve lo que hay. Repárame, llora si hay que llorar, pide un abrazo si lo necesitas, déjate caer, confía, date la oportunidad de sentirte débil y vulnerable, dale la oportunidad a los otros de cuidarte.
Pero en la sociedad actual detenerse es sinónimo de morir. Es así como la tristeza – una emoción común y corriente- se transforma en un infierno porque queremos acelerar la máquina y nos sentimos “culpables” del estado “calamitoso” en el que nos hayamos. Es así, además, como la tristeza se vuelve un Criterio Diagnóstico “digno” de medicar con sustancias que rompen el ciclo natural y – por sobre todas las cosas – anulan la oportunidad de vivirnos de otra forma.  

La agricultura de la tristeza

Humildad, paciencia y respeto, con y por el proceso. Cuando creemos en el Ciclo de Satisfacción de Necesidades, sabemos que el cuerpo es sabio en su autorregulación, (para más información ver el blog: Autorregulación Organísmica y Encuadre en Terapia Gesatlt), y que toda necesidad tiene su comienzo y su final. Si no nos escuchamos y no damos paso a nuestra tristeza, ésta se eterniza porque su mensaje no está siendo escuchado. Gracias a la vida, las emociones no se rinden porque su mensaje es de vital importancia para nuestro bienestar.

La tristeza nos lleva a puerto y todos los navíos repostan y se reparan en él. 

Via: gestaltgranada.es